A LA MUJER
No quiero volver a escuchar por el móvil
En lo alto de aquella montaña
Donde me he retirado del mundanal ruido
Y su perversa moral
Construida a tragos de cerveza
Alcohol y vino
A veces, las más, de drogas
Que un marido ha asesinado
A su esposa Sancha la Bermeja
Delante o por detrás de sus hijos
Porque estaba cansado de ella
O porque se había echado otra hembra
De Granada o Murcia.
No puedo soportar
Y me desgarra el corazón
Ver como el macho
En su traje de calle u oficial de tierra o marina
Asesina o manda asesinar o encarcelar
A Mahsa Amini en Irán
A Keyla Martínez en Honduras
Como hicieran con las hermanas Marabal
Berta Cáceres
O Cecilia Monzón, en Méjico
Como a tantas en Colombia, Guatemala, Filipinas
Afganistán, Europa, España
Con una violencia de género inusitada
Que se pasa de la raya
Con la que se ha empoderado el macho
Que igual que corta una caña en el campo
La oficina o la fábrica
Corta una flor en casa, en la calle, en el trabajo
En la dehesa de esta maldita vida
Como sacrificio en honor
Del sado masoquista poder establecido
Que es machista y cruel por demás
Como en la petrolera Arabia.
Sí, en la dehesa de esta Vida
A la puerta de su iglesia, sinagoga o mezquita
Como bultos de madera despiden
A las asesinadas y muertas
Por defender el medio ambiente
Los derechos humanos
Y los derechos de ser mujer en casa
O en la calle
Con velo, sin velo
Con bragas o sin bragas
Siendo suya la victoria perdida con sus muertes
Contra unos trúhanes machos asesinos
Que, delante de sus señores, señorías
Les dan una patada en las ancas
A sus esposas, madres, novias, amantes
Para regocijo de sus gobernantes
Que les ríen tal maldita descortesía
De oprobio, desprecio y muerte.
¡Ya basta¡
Daniel de Culla